jueves, 8 de mayo de 2014

People are strange

Me levanté entre ganas de llorar y de vomitar,
Sin saber si quedarme acostado o sentarme.
La noche había transcurrido como muchas otras:
Fría, ruidosa, incómoda y terriblemente corta.

El escupir del gordo de al lado me había despertado.
Era un ruido perdido entre lo animal y lo terrestre
Que desdibujaba el camino áspero que recorría
La bola de flema y de saliva que volaba al piso.

Al igual que cada mañana, después de haber limpiado
Su organismo de las bacterias nocturnas, prendió la tele.
Una voz muy parecida a la del día anterior invadió el aire.
Otro día empezaba: acerqué la caja de Baggio y meé adentro.

Mi pie derecho me indicaba que la mañana iba a estar húmeda.
Bajo las colchas, los yesos que empaquetaban mis piernas
Yacían como dos troncos usados, confundiéndose con las sábanas.

Me tapé la cara y lloré.

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