jueves, 22 de mayo de 2014

Agua bendita

Seis y media de la mañana.
El aire está teñido de café
Y de títulos de diarios.

Las últimas estrellas 
Siguen destellando, 
Pastores de los trasnochados.

Las calles están vacías,
Los perros son los dueños
De las plazas y de la basura.

Alguna pareja en una galería,
Un soñador en un banco
Y dos estatuas azul uniforme.

Por el camino, una mujer:
Sin edad, pelo blanco, bata 
Y escobillón en mano.

La acompaña el primer rayo de sol,
Los primeros pájaros
Y los soplidos de un viento lejano.

Agua abierta, manguera enchufada,
Frega su vereda
Como si Dios viviera abajo.

jueves, 15 de mayo de 2014

Recepción

Hace casi seis horas
que estoy sentado
mi camisa a medio planchar 
bajo una campera deformada
Buenas noches
en qué habitación está
se puso frío
Palabras sin sentido
sonrisas forzadas
Soy el primer contacto
el guardián de las llaves
un patovica sin tatuaje
A veces no me miran
la 18 por favor
hasta mañana 
que descansen
Las idas y luego
las vueltas 
Atiendo sin convicción
al igual que cogen
las niñas morenas
por las veredas de la Lerma.

viernes, 9 de mayo de 2014

jueves, 8 de mayo de 2014

Parodia de justicia

Dos notas publicadas en Cuarto Poder sobre las repercusiones que tiene en Francia el juicio por el doble crimen de Cassandre Bouvier y Houria Moumni.

29/03/2014

http://www.cuartopodersalta.com.ar/se-dice-en-francia/

03/05/2014

http://www.cuartopodersalta.com.ar/las-dudas-galas/

People are strange

Me levanté entre ganas de llorar y de vomitar,
Sin saber si quedarme acostado o sentarme.
La noche había transcurrido como muchas otras:
Fría, ruidosa, incómoda y terriblemente corta.

El escupir del gordo de al lado me había despertado.
Era un ruido perdido entre lo animal y lo terrestre
Que desdibujaba el camino áspero que recorría
La bola de flema y de saliva que volaba al piso.

Al igual que cada mañana, después de haber limpiado
Su organismo de las bacterias nocturnas, prendió la tele.
Una voz muy parecida a la del día anterior invadió el aire.
Otro día empezaba: acerqué la caja de Baggio y meé adentro.

Mi pie derecho me indicaba que la mañana iba a estar húmeda.
Bajo las colchas, los yesos que empaquetaban mis piernas
Yacían como dos troncos usados, confundiéndose con las sábanas.

Me tapé la cara y lloré.