viernes, 22 de abril de 2011

Educación, democracia y valores (Epílogo)

Queridos todos,

Otro artículo que se publicó en www.salta21.com.

Es el epílogo de la nota precedente.

viernes, 15 de abril de 2011

Educación, democracia y valores

Queridos seguidores, lectores, amigos y enemigos,

Ese artículo se publicó hoy en Salta21.com


Buena lectura...

jueves, 7 de abril de 2011

Un taxi y una Biblia

Desde siempre voy a trabajar en taxi. Más allá de lo que pienso de los transportes públicos, no me gusta mezclarme con la vulgar muchedumbre, con esos obreros sin estilo, eso pendejos enchufados al celular escuchando lo que se atreven a llamar música, esas maestras a la mirada triste, esos niños gritando y esos empleados públicos incapaces de distinguir un Toro en caja de un Malbec.

Ese día, un martes igual que todos los martes, después de haberme clavado tres birras para poder soportar durante dos horas la flagrante falta de cultura de mis alumnos, decido caminar hacia la avenida vecina a mi casa con el fin de parar un taxi en la más pura tradición hollywoodense de la películas neoyorquinas.


Después de un par de intentos fracasados, un Peugeot 504 de color rojo se para. Abro la puerta y subo al asiento reservado al pasajero. Luego de haber saludado al chófer  le indico mi destino. Noto en seguida que tiene una manera muy relajada de manejar; cosa rara en esa ciudad en la que pasar en rojo es tan natural como corromper a un funcionario. Entonces es cuando me doy cuenta que está totalmente absorbido por la voz de la locutora de Radio María.


Constatando que no comparto su pasión por las historias de la santurrona a la voz de trabajadora de las esquinas, me regala un análisis científico-místico sobre los caprichos del clima digno de la retórica de una peluquera. Viendo que no presto más atención al calentamiento climático que a las historias de resurrección, decide preguntarme con una inocencia inherente a la gente de su profesión, si soy católico. Le contesto que no, que no soy católico.


Imaginándose sentado a la izquierda de un hereje, se vuelve pálido y se deja llevar por la curiosidad que provoca un animal como yo. Me pregunta entonces, a qué otro culto pertenezco, porque bien se sabe que es inimaginable poder sobrevivir en este mundo sin rezar a cualquier dios. Le contesto que a ninguno. Frente a mi ateísmo enfermizo y persistente su rostro se hace un poco más pálido. Juntando sus pensamientos y queriendo entender cómo puedo vivir así, me pregunta a quién me dirijo cuando quiero algo. Sorprendido por su pregunta, le pido un par de aclaraciones. Reformula su pregunta y la completa preguntándome a quién me dirijo en el caso de querer comprarme un auto. Amante del materialismo histórico desde los 6 años, le contesto que en este caso preciso, si quisiera comprarme un auto, tendría que trabajar duro para poder juntar el dinero necesario a tal compra.


Sorprendido por mi respuesta sudando el marxismo, se queda silencioso y perplejo. Utilizo ese momento de silencio para preguntarle a mi vez si es católico. Me contesta con fervor que sí, es católico. Entonces, ahora es cuando aprovecho la ocasión de poner un punto final a la charla, preguntándole con una voz suave: “¿Entonces cree que las cosas caen del cielo?”. Su mutismo me indica que así es.


Saboreando mi victoria, le indico la esquina en la que deseo bajar. El contador indica 9,40. Le doy un billete de 10. Me sonríe con un aire malicioso y me dice que no tiene monedas mientras me desea un buen día...Y yo que pensaba que la codicia era un pecado.